Tarde de cine [Sophia][+18]

Esbocé una pequeña sonrisa y correspondí a su beso, después solté su rostro y la abracé de nuevo con fuerza. La había visto llorar pocas veces, pero odiaba demasiado verla así.
- Yo también te quiero.- Suponía que no hacía falta que se lo dijera, que ella lo tenía que saber más que de sobra, pero me gustaba decírselo una y otra vez. En realidad querer no era la palabra adecuada, lo que sentía por ella era algo más y no encontraba palabras para expresarlo, por lo que me tenía que conformar con esa.

¿En serio hacía falta que contestara a eso? La respuesta era más que obvia. Una gran sonrisa apareció en mi rostro justo después de que ella me volviera a besar. Acerqué los labios, despacio, a su oído para contestarle, imitando lo que ella acababa de hacer.
- Me encantaría.- Susurré con voz pícara y sin que la sonrisa se borrara de mi cara.
Cada vez tenía más y más claro que no podría encontrar nunca una mujer más perfecta que Sophia, ni aunque tuviera mil años para buscarla. En realidad, aunque tuviera mil años para eso, no intentaría buscar a otra mujer; era muy feliz con lo que tenía, que además era mucho más de lo que me merecía.

Me mordí el labio. Como me gustaba cuando hacía eso... Me levanté cuando tiró de mí y después caía al sofá de nuevo, soltando una carcajada, cuando me empujó.
Intenté levantarme lo más rápido posible sin tropezarme, lo cual me resultó bastante difícil teniendo en cuenta que continuaba riéndome.
- Prepárate, voy a por ti.- Dije divertido, un poco más alto de lo normal para que pudiera escucharme igual y comencé a correr detrás de ella por las escaleras.

Continué corriendo y al llegar al pasillo tuve que esquivar su vestido, que estaba tirado en el suelo, para no pisarlo. Antes de entrar en el baño me quité la camiseta dejándola en el suelo también y, cuando entré, la encontré en ropa interior mirándose en el espejo.
Sonreí divertido, tenía una obsesión con su cuerpo... Me acerqué a ella y le aparté hacia un lado todo el pelo dejando su cuello libre. La rodeé con los brazos desde detrás pegando mi pecho a su espalda. Nos miré a los dos juntos en el espejo y sonreí. Después acaricié su cuello con los labios.
- Eres preciosa.- Susurré contra su fina piel y le di un suave beso en la clavícula.

Despegué un poco los brazos de su cuerpo con una gran sonrisa por sus palabras y caminé a su alrededor hasta quedarme en frente de ella. Volví a apretar los brazos como antes y empecé a besarla con más pasión mientras con una mano recorría de arriba a abajo su espalda con suaves caricias. Continué así hasta que, en la tercera o cuarta vez que hacía el recorrido de su espalda me encontré con el cierre de su sujetador.
Esta vez fui yo quien atrapó su labio inferior apretándolo entre los míos, al cabo de unos segundos lo solté y comencé a recorrer su cuello con besos y algún que otro mordisquito de vez en cuando. Subí la otra mano hasta el cierre del sujetador y entre las dos intenté abrirlo con mucha paciencia.
- Tendrían que hacer esto más fácil...- Me quejé divertido en un susurro y por fin conseguí abrirlo.

Arqueé una ceja por sus palabras aunque sus caricias hicieron que me olvidara durante unos segundos de eso.
- No es cosa mía.- Dije con mucha seguridad, convencido de ello.- Por mucho que lo haga la cosa no mejora.- Admití ahora con el mismo tono divertido de antes.- Nadie es capaz de saber utilizar esto...- Estaba claro que con eso me refería a los hombres, porque era obvio que las mujeres sí sabían hacerlo.
Me separé de ella y posé las manos sobre las tiras del sujetador tirando de ellas hacia los lados y deslizándolas por sus brazos. Con una gran y pícara sonrisa en los labios observé sus desnudos y perfectos pechos antes de volver a pegar mi cuerpo al suyo y volver a sentir el sabor de sus labios con un nuevo beso.

Verla sonrojarse porque yo la viera sin sujetador después del tiempo que llevábamos juntos hizo que soltara una pequeña risita. La veía tan tierna y adorable cuando hacía ese tipo de cosas.
Separé un poco mi cuero del suyo y me desabroché el pantalón; después, e intentando hacerlo el menos tiempo posible, tuve que despegar también mis labios de los suyos para poder quitarme por completo el pantalón.
Me encantaba estar con ella y cada segundo que pasa a su lado, estuviera lo que estuviera haciendo, sentía que lo estaba aprovechando de la mejor manera posible.

Por donde sus labios o las yemas de sus dedos pasaban iban dejando una extraña y placentera sensación de cosquilleo. Posé una mano al final de su espalda mientras con la otra jugaba a pasar el dedo índice por dentro del elástico delantero de sus braguitas.
Dirigí una fugaz mirada a la bañera, en la que aun no me había fijado hasta ahora pero que ya estaba llena de agua.
- Se nos va a enfriar el agua, cariño.- Le susurré con una pequeña sonrisa.

Sonreí y la mano que antes jugaba con su elástico se unió a la otra del final de su espalda y juntas comenzaron a bajar muy despacio hasta quedar en el principio de sus muslos. Con fuerza, aunque no demasiado porque no pesaba mucho, la levanté del suelo cogiéndola en brazos como se coge a un niño pequeño, dejando una pierna suya a cada lado de mi cuerpo. Despacio pero con decisión comencé a caminar hacia una de las paredes del baño, la que estaba detrás de ella, y pegué su espalda a esta. Nuestros labios continuaban fundidos en un apasionado beso, pues no los habíamos separado aun.

Un par de escalofríos me recorrieron todo el cuerpo cuando me mordió el hombro y al mismo una suave risa se me escapó. Me iba a dejar lleno de marcas, pero me encantaba lo que hacía.
Rocé su cuello con los labios bajando hasta su escote donde continué bajando, ahora con besos hasta uno de sus pechos. Como aun la tenía en mis brazos la alcé un poco más para estar más cómodo.
Comencé a jugar con la lengua lamiendo su fina y suave piel, besando su pecho he incluso mordiéndole con delicadeza un pezón.
Continué mi viaje por su cuerpo creando un húmedo camino con la lengua por su abdomen aunque sin llegar demasiado abajo puesto que la postura no me lo permitía demasiado.

Sus besos y caricias habían conseguido excitarme pero los pequeños jadeos que ahora salían de su boca lo hacían mucho más. Quería desprenderme de la última prenda de ropa que cubría su cuerpo, pero en esta postura era bastante complicado.
Di un pequeño paso hacia atrás y con cuidado la bajé de mis brazos dejándola de nuevo en el suelo. Aprovechando su cercanía a la pared la agarré de ambas manos y volví a pegar su espalda a la pared, esta vez poniendo sus manos a cada lado de su cuerpo, a la altura de su cabeza, también en la pared mientras besaba sus labios con pasión y necesidad.

Mi excitación aumentaba al mismo ritmo que lo hacía su agitada respiración. Despacio solté sus manos e hice que las mías se deslizaran a ambos lados de su cuerpo acariciando suavemente sus costados hasta toparme, de nuevo, con el elástico de su ropa interior. Poco a poco introduje los dedos índice y corazón de las dos manos y acaricié por dentro el suave borde de la que, en esos momentos, me parecía la prenda de ropa más sexy y excitante del mundo.
Con tranquilidad y a la vez ansioso me deshice su braguita acariciándole los glúteos a mi paso. Ahora ya nada la cubría, estaba completamente desnuda ante mí, tan perfecta como siempre.
Off: cariño, me encanta tu avatar nuevo xD