Comiendo juntos [Sophia]

Negué ligeramente con la cabeza cuando aseguró que no podía comer más. No me lo creía pero si no comía nada era ella quien se lo perdía... De todas maneras le intentaría quitar de la cabeza esa estúpida e insana obsesión por hacer dieta.
- Yo quiero un café.- Le contesté mientras llamaba al camarero de nuevo.- Un café cortado con leche, por favor.- Pedí intentando poner mi mejor cara aunque eso fuera lo que menos me apetecía hacer en estos momentos.
No sabía si todo eran paranoias mías, pero es que me caía realmente mal.

La respuesta a esa pregunta no tuve que pensarla. Esbocé una gran sonrisa antes de hablar, lo cual debería darle ya una pista de qué le iba a contestar.
- Solo por la mañana.- Eso apra mí era bueno, aunque por supuesto que preferiría no tener ni que ir por la mañana.- Tú no, ¿verdad?- No estaba muy seguro, pero creía recordar que me había dicho algo así.
Mientras terminaba de preguntarle me trajeron el café: era uno de esos que en la espuma tenía una flor dibujada.

Aunque hubiera dicho que era imposible, sonreí todavía más al escuchar sus palabras.
- Me encanta la idea.- Admití, aunque en realidad creo que no era necesario que lo dijera porque mi cara hablar por sí misma.
Comencé a revolver el café mientras veía como el dibujito iba desapareciendo. Después di un pequeño sorbo y miré nuevamente a Sophia.
- Al final no ha ido tan mal...- Comenté divertido refiriéndome a la comida y suponiendo que ahora no empeoraría.

Bebí un poco más y posé la taza de nuevo sobre el platito al tiempo que escuchaba lo que Sophia decía.
Arqueé una ceja dirigiéndole una mirada desafiante pero divertida al mismo tiempo.
- No estaba ni estoy celoso.- Aseguré muy convencido.- Además, si lo estuviera sería porque tengo motivos para ello. Sabes que nunca me pongo celoso.- Añadí compartiendo el primer pensamiento que había pasado por mi cabeza cuando había visto al camarero acompañarla hasta el baño.

Mientras esperaba a que trajeran la cuenta comencé a buscar la tarjeta para pagar, no recordaba dónde la había metido, y vi como Sophia miraba el móvil.
- ¿Esperas alguna llamada?- Le pregunté por curiosidad, esta vez no estaba celoso porque mirara el móvil.
Por fin encontré la tarjeta en uno de los bolsillos y justo en ese momento uno de los camareros dejó la cuenta sobre la mesa. Como este no era el de antes le sonreí con sincera amabilidad.

Sonreí ante su respuesta. Era simplemente perfecta... Asentí y me levanté. Ahora deseaba cogerla de la mano y poder salir de allí agarrados. Me devolvieron la tarjeta y la guardé en un bolsillo cualquiera, estaba seguro de que después no me acordaría de dónde estaba así que daba igual dónde la pusiera.
Con amabilidad y cortesía, como con todo el mundo, uno de los trabajadores del restaurante nos despidió y salimos de allí. Yo ya caminaba con mucha seguridad hasta donde había dejado el coche, pero recordé que ella había venido en el suyo y me paré.
- ¿A qué playa quieres ir?- Le pregunté con una gran sonrisa, a mí me daba igual.

Sonreí cuando dijo lo de ir a casa.
- Por mí perfecto.- Acepté. Me daba igual que hacer, en realidad solo había dicho lo de la playa porque pensaba que sería uno de los pocos sitios públicos donde podriamos estar juntos, pero la idea de ver una película juntos era mucho más tentadora. Negué con la cabeza a su pregunta del taxi.- No, tengo el coche por aquí.
Me acerqué a ella y le di un pequeño y suave beso en la mejilla. Ahora no me resultaba tan difícil ni frustrante no poder despedirme en condiciones de ella, porque en realidad no nos despedíamos.
- Te quiero.- Dije en un susurro casi inaudible pero moviendo con claridad y despacio los labios para que me entendiera.
Después de eso me fui buscando el coche sin decir nada más.